lunes, 19 de septiembre de 2011

Relatos de San Juan Bosco Chuxnabán

RELATOS DE CHUXNABÁN


Chuxnabán, es una comunidad indígena que pertenece a la zona media de la región mixe, en el estado de Oaxaca. Existen algunas narraciones importantes y significantes para la misma comunidad. Ap matya’aky ma Tsuxnëëpa’amtë kajpnën (Relatos de Chuxnabán) agrupa siete narraciones en las que uno de los temas principales es el origen de los elementos naturales por virtud del creador y dador de vida y de acuerdo a los actos del hombre.
En los relatos se aprecia la categorización de estas tradiciones que tiene en particular la comunidad de Chuxnabán. Cuentos con lecciones morales, leyendas sobre personajes célebres, mitos referentes a seres-naturales y anécdotas relacionados a la historia de Chuxnabán.


SALINA VOLCÁN
Hace tres o cuatro generaciones de los viejitos, apareció una imagen beatífica en un lugar que hoy día se conoce como “Salina- Volcán” (se encuentra alrededor de 20 minutos de caminata, desde Chuxnabán hacia el lugar sagrado). Aquellas personas quienes en ese entonces eran pecuarios, pastores de corderos, fueron quienes encontraron la imagen. Después del encuentro, salieron de su pueblo algunas personas de Santa Cruz Condoy, para llevar la imagen a su comunidad. La imagen había aflorado en un lugar conveniente en medio de las piedras, al lado del río Chuxnabán.
Entonces las personas la trasladaron y la ubicaron en su ermita comunal. Después hicieron una fiesta por el milagro que tuvieron. Después del festejo, la imagen regresó al mismo lugar donde estaba, en un lugar adecuado. Salieron de nuevo los ancianos de esa comunidad, en busca de la Santa imagen y la encontraron donde se había establecido. Hicieron su segundo traslado, sin darse cuenta a la gente de Chuxnabán, a pesar de que a ellos les incumbían. Estuvo dos o tres días, después regresó en el mismo sitio donde estaba, al lado del rio Chuxnabán. Era el tercer traslado cuando la venerable imagen ya no regresó al lugar que se conoce Salina Volcán. Los ancianos de Santa Cruz Condoy se preocuparon por no hallarla en el lugar donde habitaba, ni en otros lugares. Después de varios años se supo que se había ido a un lugar donde hoy se conoce como Salina Cruz.
Dentro del territorio Chuxnabán, quedaron las evidencias que fue un hecho real. Las aguas saladas, el nicho de la beatífica imagen, un lugar estupendo de sales y pequeños volcanes. En la comunidad Santa Cruz Condoy también quedaron las pruebas, en su tercer movimiento, dejó una cruz de madera en la ermita donde la habían establecido. Los habitantes de esa comunidad, actualmente veneran “la cruz de madera”, y es por eso, que el nombre del pueblo se denomina Santa Cruz, por el nombre de la Santa, “Condoy”, porque fue en tiempo del rey Condoy.
[Ahora, relata la mayoría de la gente, que el pueblo de Chuxnabán, iba a volverse a productores de sal, como lo hacen allá en Salina Cruz. Se desvió ese milagro, a causa del mal hábito que tuvieron los ancianos de Santa Cruz Condoy, pero también el pueblo, recibió las consecuencias negativas de las malas prácticas que tuvieron con la imagen milagrosa].
Después de varias décadas, todos los fenómenos que había dejado la Santa, tomaron otras funciones: como por ejemplo, el agua salada servía para aliviar a la gente de Chuxnabán de enfermedades como el paludismo (xymyë pa’am), porque en ese entonces, había mucha enfermedad por el tipo de zancudo (pajkyeny uux) que había en esa localidad. Por eso que en la actualidad, la población de Chuxnabán lo tiene como un lugar sagrado y parte del patrimonio cultural.


    1. LEYENDA DEL REY CONDOY

Hace muchos años, una señora se hallaba en un lugar que se llama “Cerro Mujer”, encontró dos huevitos y lo trasportó a su hogar. Le dio a empollara una gallina, después se dio cuenta que era “Huevo del Viento”. Días después parió una víbora y un individuo; a la serpiente la mataron, el sujeto creció avivadamente. Su madre se preocupó mucho, porque el niño era muy malo con sus amigos de la infancia. Habitualmente, como es la costumbre buscaron a su padrino y lo bautizaron, para no seguir con su mala costumbre. El niño seguía con sus travesuras, entonces su madre se lo entregó a su padrino. Ya cuando estaba en manos de su padrino, éste le encargó que le hicieran su bastón y un hacha, el padrino no le tomó importancia a su petición, y tuvo que hacer él mismo lo que había pedido. Después de su trabajo, el niño le expresó a su padrino:
_ ¡Esas herramientas, son las que voy ocupar!
Su padrino le contestó:
_ ¡Qué bien hijo!, ¡Tiene ganas de trabajar!
El padrino contaba con un burrito;--- entonces le dijo el niño:
_ ¿Padrino, puedo ir a traer leña con el burrito?
_ Está bien, ve, pero con cuidado--- Contestó su padrino.
Se fue el chiquillo con su burrito. Llegó al rancho de su padrino y empezó a cortar su leña. Cuando regresó donde había dejado su burrito, éste ya no estaba. Se preocupó, empezó a buscar por todos lados. Llegó en un lugar donde habitaban leones, y dijo:
_ ¡Ooooh! ¡Ustedes se comieron mi burrito!
Agarró a un león, lo traslado a donde estaba su leña, le asentó la montura del burrito y le echó la leña. Cuando llegó en la casa de su padrino, se asustó, y le dijo el joven:
_ ¡No tengas miedo padrino!, es que se comió a nuestro burrito es por eso lo sustituyo.
El padrino le dijo:
_ No puede ser, de inmediato llévalo donde lo encontraste, porque es un animal bravo con los humanos.
El joven malo, se llevó al animal donde lo había encontrado, le dio unos azotes y le dijo al animal:
_ “Nunca le hagas daño al hombre, porque son hombres, ni tampoco a sus animales de su casa”.
Cuando el padrino dio cuenta de la acción del joven, se preocupó y se lo entregó a un sacerdote, y dijo:
_Te entrego a este joven, y espero que se componga contigo, porque la verdad es muy mala gente.
Aceptó el sacerdote. Luego quiso darse cuenta de las mañas del joven. De inmediato se puso de acuerdo con su sacristán para ver si era tan apto y valiente. Le dijo a su sacristán:
_ Enfrente del altar te acuestas, como si estuvieras muerto, y yo mandaré al joven, para que te cuide.
_ ¡Pero por qué padre! -- dijo sacristán.
_ Pues para ver si es tan capaz ese muchachito.
El sacerdote le dijo al joven:
_ Ve a la iglesia, enfrente del altar hay una persona muerta y cuídala día y noche.
El joven estaba cuidando, según esto, al difunto, sin ningún temor. De repente, se movió tantito el sacristán, ¿y qué hizo el joven malo?, le dio un trancazo con su mismo bastón… y lo mató. Luego se fue donde estaba el sacerdote y le dijo:
_ ¡Oye padre! No estaba muerta la persona, la vi moviéndose; pero la maté, no se preocupe.
Entonces el sacerdote dio cuenta que tenía gran valentía el joven. Tuvo que entregárselo de nuevo con su padrino, porque no había manera de controlarlo
Pasó varios días, se supo que hay un lugar, donde en la actualidad se conoce “Ap ëxtsyaa”, habían animales malos. Lo mandaron al joven para que lo cuidara. Y dijo:
_ Está bien, iré. Pero quiero que me lleven una canasta de tortillas, y un bebé, con eso me llenaré.
Llegó en el lugar “Ap ëxtsyaa”, vigilando y linchando a los animales reptiles. Y así pasaron los días y meses. Dos niñitos son los que llevaban su alimento, uno cargaba la canasta de tortillas y el otro su comida, o sea (el bebé). Un día, los niñitos recibieron nomás la canasta
de tortillas, sin la comida. Viajaban hacia el rey bien preocupados, porque uno de ellos moriría. Llegaron los niños a un arroyo que hoy se llama “Mutsk në’am”. De repente apareció un señor, en ese tal lugar y les dijo:
_ ¿Porqué lloran niñitos? Y los niños contestaron:
_ Lloramos, porque uno de nosotros morirá día de hoy.
--- ¡Pero. ¿Por qué? ¿ A dónde van?!, dijo el abuelito.
_ A dejar estas tortillas hacia el rey. --- Contestaron los niños.
_No tengan miedo, no les va pasar nada.--- Dijo el anciano. Se agachó y bendijo las tres tortillas que había agarrado.
_Vayan, ese tal rey con estas tres tortillas se llenará. Dijo el viejito.
Llegaron donde estaba el rey. Agarró sus tres primeras tortillas y con eso se llenó, y dijo:
_ ¿A quién encontraron?, porque estas tortillas alguien las afianzó.
_A nadie señor rey. Contestaron los niños.
No le agradó nada al rey, lo que hicieron los niñitos con el ángel de Dios. Entonces, salió en ese lugar “Ap ëxtsyaa”, bajó hacia el río de Chuxnabán. En ese tal río, tomó una piedra y siguió su camino junta con la piedra. Cuentan, que la piedra la colocó en el lugar donde hoy día se conoce “Piedra letra”.
Después de la colocación, dibujó una figura, que simboliza “Hombre guerrero y defensor”. Luego bajó de nuevo hacia el mismo río. Se dirigió a la orilla de la comunidad de Chuxnabán. Entró a una cueva que hoy se conoce como “Cueva del rey Condoy”. Salió al lugar que se llama Mitla, anduvo recorriendo esos lugares, así como en otros sitios. Por tanta andanza, descansó en un lugar que hoy se conoce Santa María del Tule. Al momento de retirarse dejó su bastón, como una señal y diciendo:
_” Ese palo crecerá y seguirá verde y él seguiría vivo, de lo contrario de ese árbol llegara a secarse, él habrá muerto. Hoy es el árbol, que toda la gente lo conoce como “Árbol del Tule”.


    1. CRISTO NEGRO DE CHUXNABÁN HACIA ALOTEPEC

Cuentan tanto los ancianos como las ancianas, que los primeros pobladores de Chuxnabán fueron los frailes españoles. Dicen que ahí los señores tenían su hacienda y ahí se encontraba el Cristo negro en Chuxnabán.
Años después, cuando comenzó la revolución mexicana y por las enfermedades que había en ese lugar, quisieron vender la imagen del Cristo negro.
El haciendero español se preguntó:
_ ¿Dónde podré vender este Cristo negro?
Estuvo ofreciendo en varias comunidades mixes; Quetzaltepec, Cacalotepec, Ocotepec, entre otros. Nadie quiso comprar la imagen por la ausencia de dinero que había en esas comunidades.
Ya se estaba dando la revolución y querían salirse los españoles a otro lugar, para trasladarse en el lugar del evento. Pero estaban preocupados por su imagen y sus bienes.
Entonces llamaron a los ancianos de Alotepec, y les dijeron que los hacendados estaban ofreciendo el Cristo negro, de inmediato mandaron su razón para comprarla la imagen. Y fue así, que las personas de Alotepec compraron el cristo negro que proviene de la comunidad de Chuxnabán.
Después de la compra, el haciendero español le explicó a los viejitos de Alotepec de cómo ellos lo festejaban, y dijo:
_ Nosotros lo festejamos el 3 de mayo, un día completo, ustedes dirán si lo halagan en ese mismo día o la cambian. ¡Pero eso sí!, no puede ser en cualquier día, ya sea del primero al cinco de mayo, ustedes optaran.
Los viejitos se pusieron de acuerdo y dijeron:
_ Mejor hagamos su fiesta del uno al cinco de mayo, cinco días completos.
Es por eso, que el Cristo negro de Alotepec, que hoy día se conoce con ese nombre. Se festeja en esos días hasta en la actualidad.

    1. CUEVA DEL VIENTO

Es verdad que los vientos, rayos y truenos tienen su hogar, así como lo tienen los seres humanos. Un caso particular para los humanos, que en nuestra residencia no queremos que otros sujetos nos vengan a fastidiar o a molestar, todos y todas queremos vivir apaciblemente, pues así también los seres sobrenaturales. Tenemos un lugar que le llamamos “Cueva del bebé” muxuunk nëp, (se encuentra alrededor una hora y media, de nuestra localidad Chuxnabán hacía ese lugar)., Nuestras primeras generaciones lo bautizaron con el nombre de muxuunk nëp. Es una gran cueva, por ahí las ocho de la mañana, ilumina el sol hacía esa caverna, y a unos diez metros de fondo se percibe un bebé acostado. Por eso los abuelitos le dieron ese nombre, por la percepción o el significado que nos da ese fenómeno. Si alguien intenta de acercarse o motivos de entrar en esa cueva, se le impide con un gran ventarrón y lluvias en ese sitio. Podemos observarlo de lejos, pero intentar entrar no se permite.

Por eso los viejitos dicen, que todos los seres vivos y naturales que vemos en el espacio, incluso hasta la propia madre tierra, son como los seres humanos, debemos cuidarla, protegerla, porque son parte de nuestra vida.


    1. JUAN Y PEDRO

Había un muchacho al que llamaba Juan flojo. Él vivía con su hermano mayor Pedro y su abuelita. Un día los dos hermanos estaban decidiendo quién iba a cuidar a la abuelita, porque ésta estaba muy enferma, en cama. El hermano mayor dijo:
_ ¿Sabes qué? Tú te quedas a cuidar la abuelita. Yo mientras trabajo en el campo.
Los hermanos se repartieron las tareas, al hermano mayor le gustaba trabajar. Cierto día, el hermano mayor vio muy enferma a su abuelita y le dijo a su hermano Juan flojo.
_ Oye Juan, ¿por qué no vas a trabajar tú? Ve a limpiar la milpa. Yo me quedo con la abuelita a atenderla porque está muy mal.
_ Órale pues.
Juan se fue. Llegando a la milpa, este canijo sacó su machete y comenzó a cortar todas las matas de la milpa, hasta que las tumbó por completo. Juan regresó tranquilo a su casa.
_ Oye hermano. Ya fui a la milpa. Ora sí dejé un trabajo bien limpiecito. Hasta te va dar gusto. Mañana irás a verlo y verás que te va a gustar.
Pasó la noche, y al día siguiente le dijo el hermano a Juan flojo:
_ Oye, ahorita vengo. Voy al campo a ver si hiciste bien el trabajo como lo quiero. Tú te quedas a cuidar la abuelita. La vas a bañar, le calientes el agua y cuando yo regreso comemos juntos.
El hermano de Juan se fue a supervisar el trabajo. El flojito se quedó en la casa y encendió una fogata; le echó mucha leña y empezó a arder la lumbre. Agarró una olla de barro; le echó agua y la pasó al fuego. Cuando Juan vio que estaba hirviendo el agua la quitó del fuego. Luego fue con su abuelita y le aventó encima el agua hirviendo, sobre la cara. Entones vio que su abuelita cambió de color. La abuelita quedó con la boca abierta. Y Juan dijo entonces:
_ ¡Ay, miren a mi abuelita! ¡Cómo está sonriendo! ¡Le estoy dando un buen baño! Pero Juan flojo ya había matado a su abuelita. En ese llegó su hermano.
_ Oye hermano, me hiciste un mal trabajo.
_ Ven hermano, mira. Ya bañé a mi abuelita. Hasta empezó a sonreír. Pero Juan flojo había matado a su abuelita.

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